Del estado polar del cuerpo
emergen manos que ascienden
disipadas a la garganta
y estrangulan con agua blanca
la respiración de la playa,
el silencio que se escucha canta
como un caos pintado verde
en las orejas y órganos que sienten
los recuerdos y la amnesia danzan
con el brillo y el cuchillo
la inelección del alma blanda
que me mueve con la música amarga
mi preciado tesoro como magia
el calor del cuerpo vaga
con el pulso que constante es
los besos que se bañan de madera
mi cuerda aprieta y libera
del desorden regocijo
evidencia del ritmo
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