nutriéndola de lluvias,
de tu lengua de país de viento
me llenas frondosa y me meces,
de pájaros silvestres que cosquillean mi alma
de nostalgia de ti;
de tu boca de mar
de soles en oleaje en mis pensamientos...
Me contagias el cantar pausado
el fluir sencillo de vida,
de tu tierra y tu gente.
Tus palabras me acogen
haciéndome bella y paisaje hermoso
que admiro deleitándome en su sinfonía
en sus colores de esperanza viva
en su llanto alegre
donde crecen los bosques y montes
robustos y esbeltos como tus brazos
porque tu idioma es semilla,
y me traspasa en el límite puro
y mi corazón se vigoriza
y su pulso irriga mi cuerpo
y se componen en mi los campos,
las lluvias,
los soles,
el mar
su canción,
la vida.