jueves, 13 de agosto de 2009

Ludmila

A Luda,
con eterno agradecimiento.

luz que me dió vida
maestra del alma
madre de violinistas

me desvelaste mi tenacidad
por el placer latente de mi naturaleza
musical

curaste mis manos heridas
con susurros marrones
claros en mi toques
con la fuerza de tu corazón de mar

cortaste mis brotes muertos
tiramos tormentas
y nos servimos del viento

generosa esperanza
de violín horizontes
mis viajes sigo
a los montes violetas
en nuestro secreto

mis gracias siempre
serán las tuyas
expresión
de
luz mía

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