Las curvas de los acantilados
jamás fueron de tal encandilamiento
sin cuerdas
en su garganta
entre nuestro espacio
está la rocosa agua suspirada
el reto de mi retina pirada
a la profundidad
donde las sirenas cantan
desatadas
ciegas
bebés
o muertas
yo mientras
franca equilibrista
que se frota en su flaqueza
en las cuerdas
de un acantilado
encantado
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